CAMINANDO EN UN TIEMPO
EXCEPCIONAL. CLAVES
DEL CURSO 2020-2021
Hace unos seis meses
que estamos viviendo una situación que al finalizar del año 2019 no hubiéramos
podido imaginar. Propio de una película. Una situación excepcional, derivada de
una pandemia creada por el coronavirus, que nos ha cogido a todos “con el pie
cambiado”. Una situación de “resistencia” a la covid-19:
En su libro “La resistencia íntima”, Josep Maria
Esquirol manifiesta que “el resistente no anhela el dominio, ni la
colonización, ni el poder. Quiere, ante todo, no perderse a sí mismo, pero, de una
manera muy especial, servir a los demás”. “Existir es en parte resistir”. El
pensador catalán muestra con claridad cómo la resistencia es confrontación con
la “dureza de la realidad”, como la que nos vendrá tras la pandemia, una
realidad que parece querer fragmentarnos, rompernos, disgregarnos,
vulnerabilizarnos.[1]
Esta situación que vivimos de limitación y de
resistencia nos invita a tener en cuenta una serie de aspectos, que nos pueden
ayudar a nivel personal, y en nuestras relaciones y labores del día a día:
1. Pararse. Con una doble
intención:
1.
Asumir la situación,
no cayendo en el activismo del hacer por hacer, desnortados, sino tomando
conciencia de nuestra situación, y de las personas que nos rodean, valorando
las necesidades físicas, psicológicas, sociológicas y espirituales, de forma
integral.
2.
Realizar propuestas a
esas necesidades, siendo lo más creativos posibles, siendo proactivos en los
planteamientos. De esta forma, y con esta actitud, las dificultades se pueden
convertir en un reto, y puede aparecer la esperanza y la ilusión. [2]
Hay esperanza cuando resistimos, aunque no sea clara,
expresable, definida. Confiamos que no todo está abatido, derrumbado, que hay
vida que germinará, que ya está germinando. Esa resistencia es desde lo central
de nosotros mismo y de nuestros vínculos fundamentales. Es una resistencia del
corazón, desde el diálogo interior que se da en el hogar, en el salón, en el
sofá, en la mesa, en lo íntimo de la pareja, de la paternidad, del amigo. […]
Desde este rincón resistimos al egoísmo, la indiferencia, la actualidad, el
absurdo, la injusticia. Y en esa resistencia ya no sólo somos pasivos, sino
iniciamos con fuerza un camino abierto, un brote, una germinación desde la
semilla que somos. […] La resistencia no se fija en la actualidad sino en la
travesía, en el medio plazo.
2. Nosotros también
estamos necesitados. No somos súper hombres
o súper mujeres. Los asociados de la ACG somos humanos, y esta situación nos
puede haber desbordado. Por ello, debemos cuidarnos y protegernos, por medio
del acompañamiento, en el grupo de vida, y del compartir nuestras situaciones,
con personas de confianza.
3. Estamos ante una
realidad cambiante, a la que no estamos
acostumbrados. Lo que vale hoy, ya no es válido para la próxima semana. Por
ello, con este tiempo nuevo hay unas actitudes que han aparecido, y otras a
cultivar, que favorecen el día a día tan excepcional que estamos viviendo:
a)
FRAGILIDAD: esta situación nos ha
puesto de frente con nuestras limitaciones y fragilidades. Hasta antes de la
aparición de la pandemia del coronavirus, el ser humano podía tener actitudes
hasta de prepotencia. Ahora, se ha derrumbado toda esa armadura, y ha aparecido
lo que somos.
b)
INCERTIDUMBRE: esta nueva realidad
que estamos viviendo nos está desmontando algunas bases de sustentación
humanas, espirituales y/o religiosas que teníamos hasta antes de la pandemia. Y
nos está haciendo una invitación a vivir en la incertidumbre, con todo lo que
ello supone de despojarnos de nuestras seguridades, y de “vivir a la
intemperie”.
c)
FLEXIBILIDAD: ayuda a tolerar los
cambios que se van dando, y que son inevitables. La flexibilidad nos permite
ver la realidad con “otro color”. Y poder descubrir otros caminos antes no
imaginados, siendo más creativos.
d)
AUTENTICIDAD: Ahora no vale
esconderse detrás de una máscara, porque la covid-19 nos la puede arrebatar de
un plumazo, sobre la marcha. Es momento de dejar ser a lo más genuino de nuestro
ser.
e)
ACOMPAÑAR: Cuando acompañamos y cuando nos dejamos acompañar se
genera una corriente afectiva, de cercanía, de complicidad y de fraternidad que
no sólo aligeran las cargas, sino que ayuda a ver la realidad de forma
diferente: Y algo fundamental, se espanta a la soledad. Aquí ha tomado especial
relevancia todos los medios telemáticos, muy importantes en estos momentos.
f)
COMPARTIR: al compartir, con sinceridad, en el equipo de vida, o
con otras personas de confianza, las dificultades que se pueden estar viviendo
por esta situación en la que estamos, permite llevar mejor el día a día. Una
dificultad compartida, se reduce; una alegría compartida, se amplía. Cuando
verbalizamos y echamos hacia fuera aclaramos nuestras “aguas internas”.
g)
AGRADECER: con el agradecimiento nos volvemos a lo
sencillo, a lo cercano, y a cultivar “otra mirada” más serena y profunda. La
mirada del Maestro de Nazaret. Descubriendo otra realidad, con otra velocidad.
- Nuestras raíces, en quién nos sustentamos. En esta sociedad tan plural en la que estamos insertados, los
creyentes caminamos con Jesús de Nazaret, tras Él. Viviendo desde el
prisma de sus actitudes, y desde las herramientas de la ACG, (Revisión de
Vida, Estudio del Evangelio, Proyecto Personal de Vida Cristiana y,
Lectura Creyente de la Realidad), se favorece la transformación de la
realidad, y simultáneamente, la transformación personal.
Para ello, nos ayuda, en estos momentos que vivimos, contar con tiempos de
silencio, para serenar las “aguas internas”, como comentamos anteriormente. Si
este silencio lo nutrimos con la meditación, con la oración o con la
contemplación, podemos obtener una gran recompensa.
“Es tiempo para hacer
silencio, y entrar en la cueva del corazón”. (Xavier Melloni, SJ)
Y, a modo de
conclusión, dejándonos tocar por las palabras de Santa Teresa de Ávila:
Nada te turbe, nada te espante, todo se
pasa, Dios no se muda.
La paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene nada le falta: sólo Dios
basta. […]
Los Arbejales, 19 de septiembre de
2020.
Fernando
Javier Afonso Alonso.
Presidente
de ACG de la Diócesis de Canarias.