Desde La Acción Católica General en la Diócesis de Canarias se va a ir compartiendo lo que va a ir aconteciendo en el Camino de Santiago y en la III Asamblea General. Para comenzar se presenta la introducción del dossier para los medios que se ha elaborado desde la Comisión Permanente, en donde se explica el sentido del lema y los objetivos de estos dos eventos
https://youtu.be/JKbM5uDUzV0
“Salir, caminar y sembrar siempre de nuevo”
Explicación del lema del Encuentro
Es tiempo de SALIR
Salir hacia Jesús para gustar, siempre de nuevo, su misericordia, para que Él nos devuelva siempre la alegría (cf. EG 3). Una alegría cristina que beberá de la fuente de su corazón rebosante y que nos pondrá en disposición de salir a anunciar a todos que “el amor del Señor no se ha acabado” (EG 6). Un anuncio que “no excluye a nadie, no como quien impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría” (cf. EG 14). Desde esta clave “todos somos invitados a aceptar esta llamada: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG 20). Pero sin olvidar desde donde salimos y desde donde sostenemos nuestra acción misionera: desde la parroquia. Esta “no es una estructura caduca, sino que es la misma Iglesia que vive entre las casas de la gente. Es presencia eclesial en el territorio, ámbito de la escucha de la Palabra, del crecimiento en la vida cristiana, del diálogo, del anuncio, de la caridad generosa, de la adoración y la celebración. Es comunidad de comunidades, santuario donde los sedientos van a beber para seguir caminando, y centro de constante envío misionero” (cf. EG 28). Por tanto, salgamos a ofrecer a todos la alegría del encuentro con Cristo, y la belleza de la vida cristiana. Salgamos sin miedo a ofrecer a nuestros hermanos una vida llena de la fuerza, luz y consuelo que da la amistad con Jesucristo, una comunidad de fe que los contenga y un horizonte de sentido y de vida (cf. EG 49)
Es tiempo de CAMINAR
Toda acción de salida supone también la acción de caminar. Un caminar donde poder descubrir, en primer lugar, que es el mismo Cristo quien camina junto a nosotros. Que no nos deja solos, sino que nos acompaña para compartir nuestros gozos o restaurar nuestra esperanza. Y, en segundo lugar, para experimentar la fuerza que supone el caminar juntos en un proyecto común, donde partiendo de una relación personal y comprometida con Dios seamos capaces de comprometernos con los otros y por los otros, visibilizando un testimonio de comunión fraterna y eclesial que se vuelva atractivo y resplandeciente para todos. ¡Estamos en la misma barca y vamos hacia el mismo puerto! (cf. EG 99). “En esto reconocerán que sois mis discípulos, en el amor que os tengáis unos a otros” (Jn 13, 35).
Es tiempo de SEMBRAR
Por el Bautismo todos estamos llamados a anunciar el Evangelio, a sembrar la Palabra de Dios en el corazón de todas las personas que necesitan vivir con alegría y esperanza. “Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús; ya no decimos que somos «discípulos» y «misioneros», sino que somos siempre «discípulos misioneros»” (EG 120). “Todos somos llamados a ofrecer a los demás el testimonio explícito del amor salvífico del Señor, que más allá de nuestras imperfecciones nos ofrece su cercanía, su Palabras, su fuerza, y le da un sentido a nuestra vida. Tú corazón sabe que no es lo mismo la vida sin Él; entonces eso que has descubierto, eso que te ayuda a vivir y que te da una esperanza, eso es lo que necesitas comunicar a otros” (EG 121). Sembrar significa dejarse amar por Dios y responderle con el mismo amor que Él nos comunica, provocando en la vida de las personas y sus acciones una primera y fundamental reacción: desear, buscar y cuidar el bien de los demás (cf. EG 178). Solo así, el fruto de nuestra siembra será, realmente, el Reino de Dios, amar a Dios que reina en el mundo. “En la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos” (EG 180).
Es tiempo de SALIR
Salir hacia Jesús para gustar, siempre de nuevo, su misericordia, para que Él nos devuelva siempre la alegría (cf. EG 3). Una alegría cristina que beberá de la fuente de su corazón rebosante y que nos pondrá en disposición de salir a anunciar a todos que “el amor del Señor no se ha acabado” (EG 6). Un anuncio que “no excluye a nadie, no como quien impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría” (cf. EG 14). Desde esta clave “todos somos invitados a aceptar esta llamada: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG 20). Pero sin olvidar desde donde salimos y desde donde sostenemos nuestra acción misionera: desde la parroquia. Esta “no es una estructura caduca, sino que es la misma Iglesia que vive entre las casas de la gente. Es presencia eclesial en el territorio, ámbito de la escucha de la Palabra, del crecimiento en la vida cristiana, del diálogo, del anuncio, de la caridad generosa, de la adoración y la celebración. Es comunidad de comunidades, santuario donde los sedientos van a beber para seguir caminando, y centro de constante envío misionero” (cf. EG 28). Por tanto, salgamos a ofrecer a todos la alegría del encuentro con Cristo, y la belleza de la vida cristiana. Salgamos sin miedo a ofrecer a nuestros hermanos una vida llena de la fuerza, luz y consuelo que da la amistad con Jesucristo, una comunidad de fe que los contenga y un horizonte de sentido y de vida (cf. EG 49)
Es tiempo de CAMINAR
Toda acción de salida supone también la acción de caminar. Un caminar donde poder descubrir, en primer lugar, que es el mismo Cristo quien camina junto a nosotros. Que no nos deja solos, sino que nos acompaña para compartir nuestros gozos o restaurar nuestra esperanza. Y, en segundo lugar, para experimentar la fuerza que supone el caminar juntos en un proyecto común, donde partiendo de una relación personal y comprometida con Dios seamos capaces de comprometernos con los otros y por los otros, visibilizando un testimonio de comunión fraterna y eclesial que se vuelva atractivo y resplandeciente para todos. ¡Estamos en la misma barca y vamos hacia el mismo puerto! (cf. EG 99). “En esto reconocerán que sois mis discípulos, en el amor que os tengáis unos a otros” (Jn 13, 35).
Es tiempo de SEMBRAR
Por el Bautismo todos estamos llamados a anunciar el Evangelio, a sembrar la Palabra de Dios en el corazón de todas las personas que necesitan vivir con alegría y esperanza. “Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús; ya no decimos que somos «discípulos» y «misioneros», sino que somos siempre «discípulos misioneros»” (EG 120). “Todos somos llamados a ofrecer a los demás el testimonio explícito del amor salvífico del Señor, que más allá de nuestras imperfecciones nos ofrece su cercanía, su Palabras, su fuerza, y le da un sentido a nuestra vida. Tú corazón sabe que no es lo mismo la vida sin Él; entonces eso que has descubierto, eso que te ayuda a vivir y que te da una esperanza, eso es lo que necesitas comunicar a otros” (EG 121). Sembrar significa dejarse amar por Dios y responderle con el mismo amor que Él nos comunica, provocando en la vida de las personas y sus acciones una primera y fundamental reacción: desear, buscar y cuidar el bien de los demás (cf. EG 178). Solo así, el fruto de nuestra siembra será, realmente, el Reino de Dios, amar a Dios que reina en el mundo. “En la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos” (EG 180).
“Siempre de nuevo”
El aceptar esta tarea como una novedad supone vivir nuestra vida abierta a la acción del Espíritu Santo en nosotros y en la Iglesia. Él es el que sostiene y anima nuestra acción evangelizadora, suscitando en nosotros el deseo de vivir siempre el dinamismo de la fe, que es también el dinamismo del amor, que busca el dar siempre gratis, lo que gratis hemos recibido, sin pararnos en nuestros límites y dificultades, sino dejarnos en todo momento conducir por sus inspiraciones. Transformarnos en “Evangelizadores con Espíritu, que se abren sin temor a la acción del Espíritu Santo”, y dejando que Él infunda en nosotros la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia, en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente. (cf. EG 259)
Pero además, para 350 peregrinos de ese grupo el Camino transcurrirá también como un tiempo de reflexión sobre el Encuentro de Laicos de Parroquia y la III Asamblea General de ACG, en el que ellos mismos participan del 3 al 6 de agosto y que se celebrará en el colegio de la Salle de Santiago de Compostela.
Hasta 21 obispos acompañarán al casi millar de personas que asisten a este encuentro de ACG, al que no faltarán el arzobispo de Valladolid, cardenal Ricardo Blázquez, presidente de los obispos españoles, y el arzobispo de Valencia, el cardenal Antonio Cañizares.
Por su parte, el arzobispo coadjutor de San Juan de Cuyo, en Argentina, Mons. Jorge Eduardo Lozano, será quien ayude en este Encuentro a desarrollar la dimensión misionera en las parroquias.
En esta convocatoria de 2017, la ACG se propone ofrecer un servicio a toda la Iglesia propiciando un espacio de reflexión compartida sobre la situación del laicado habitual de nuestras parroquias. Se quiere, igualmente, analizar las estructuras parroquiales que se conocen y situarlas cada vez más en clave evangelizadora. Sin olvidar, por supuesto, poner la dimensión vocacional en el centro de la vida del laico.
Todo ello, generando un espacio celebrativo-festivo que motive a trabajar en red, en comunión, visibilizando de manera experiencial el Proyecto de Acción Católica General, expresión clara de su eclesialidad,
Para este Encuentro se han señalado algunos retos como son el construir parroquias con actitud de salida, contando con los laicos en esas mismas parroquias, y que además se sientan vocacionados a santificar el mundo, caminando juntos.
En resumen, se trata de un tiempo donde trabajar y presentar las claves de la metodología de Acción Católica General (Ver-Juzgar-Actuar). Se parte del Evangelio de Lucas sobre el Camino de Emaús, un texto que ayuda a comprender cómo desde los equipos de vida de Acción Católica General se promueve un acompañamiento que ayuda a crecer en una vida más configurada con Cristo. “Él se acerca a nuestra vida, nos escucha, nos acompaña, parte de lo que vivimos (Ver), para iluminarnos con su vida, su presencia y su Palabra (Juzgar) y así animarnos para el testimonio de una vida cristiana en nuestro mundo (Actuar)”..
www.accioncatolicageneral.es
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